Aunque para muchos sigue siendo un tabú, algo de lo que no se puede hablar, un problema que barrer bajo la alfombra, el sexo tiene una importancia vital en nuestra vida. Porque la salud sexual se ha demostrado imprescindible para disfrutar de una buena salud mental en general, y de una experiencia vital óptima, en último punto. La ciencia está avanzando a pasos agigantados para acabar con muchas enfermedades graves que afectan a nuestro cuerpo. Sin embargo, cada vez son más los que sufren trastornos mentales o problemas psicológicos, ya sean puntuales o crónicos. La salud mental, igual que el sexo, sigue siendo un tabú para muchos, a pesar de que en los últimos años esa visión se esté intentando mejorar. De la misma forma que vamos al médico si estamos resfriados o sufrimos un golpe en la pierna, ¿por qué no acudimos igualmente al especialista cuando sufrimos depresión o ansiedad?
Hemos llegado al punto de casi normalizar estos trastornos, y de mirar como alguien débil a quien no puede sobrellevarlos. Es una visión muy negativa de la salud mental, porque provoca que esos problemas, fácilmente superables cuando son detectados, se conviertan en algo mucho más complejo de tratar con el tiempo. No hay más que ver los estremecedores datos de suicido en personas jóvenes, en muchos países del mundo, siendo la primera causa de muerte no natural. Y hemos llegado a este punto por no darle a la salud mental la importancia que tiene, por dejar que la sociedad, que el propio sistema, nos empuje hacia una situación de indefensión absoluta. Con la salud sexual muchas veces pasa exactamente lo mismo, con el plus negativo de que es aún más vergonzoso hablar de ello. Los problemas sexuales que suelen sufrir tanto hombres como mujeres tienen, en muchos casos, orígenes psicosomáticos. Es decir, provienen de problemas en su mente, en la forma en la que enfocan el sexo o las relaciones. Las terapias suelen funcionar bien en estos casos, sobre todo cuando los expertos se atreven a recomendar la ayuda de profesionales del sexo para sobreponerse a estos problemas.
Problemas sexuales en hombres
Cada vez son más los hombres que, por desgracia, sufren problemas sexuales de diversa índole. Desde gatillazos hasta la temida eyaculación precoz, pasando por disfunción eréctil crónica, poco deseo sexual o incluso el caso totalmente contrario, adicción al sexo, con un deseo obsesivo e irrefrenable. Las patologías sexuales suelen tener un origen mental y psicológico, y por fortuna a estas alturas ya se ha estimado como indivisible ese vínculo. De hecho, cuando un hombre presenta este tipo de problemas ante su médico, lo habitual es que, si no se detectan infecciones o problemas morfológicos, el paciente sea derivado a un psicólogo. La presión a la que estamos sometidos en nuestro trabajo, en nuestra sociedad, provoca que muchos hombres sufran de ansiedad y estrés, lo que luego afecta al sexo.
Hay un concepto que además provoca que este tipo de problemas salgan a la luz: la propia vergüenza varonil del paciente. Tener disfunción eréctil no solo es un problema de salud, sino también una auténtica afrenta a la virilidad y a la hombría. En lugar de intentar buscar una solución para este tipo de problemas, los hombres prefieren dejarlo pasar, siempre que sea algo asumible. Nadie debe poner en duda su virilidad, porque sería un auténtico deshonor. Sin embargo, los problemas sexuales pueden llegar al punto de afectar de forma grave a sus relaciones. Siendo así, la salud sexual de estos hombres se vuelve mucho más precaria, afectando al resto de su existencia, a sus pensamientos, a su humor, a su comportamiento… Los problemas de índole sexual pueden hacer caer al paciente en una desastrosa espiral de depresión y negativismo de la que es complicado salir sin ayuda.
El origen suele ser psicológico
Aunque pensemos que el problema es físico, porque al fin y al cabo nos afecta a un órgano de nuestro cuerpo, la mayoría de problemas sexuales tienen origen psicológico. Estamos sometidos a una gran presión, a un estrés continuo en el trabajo, en la familia, en la pareja… Vivimos en una sociedad implacable en la que todo se hace rápido, y el listón está muy alto en todos los sentidos. En el terreno sexual, además, buena parte de los hombres sigue teniendo esa idea malsana de tener que ser un semental en cada uno de sus encuentros sexuales. Darlo todo, estar a la altura y ser el mejor amante que cualquier chica haya tenido. Y evidentemente, es imposible aguantar toda esa presión sin caer, de vez en cuando, en ciertos problemas.
Terapias con prostitutas, muy eficaces
Toda vez que el paciente toma la decisión de acudir al especialista para ponerle fin a su problema, la solución siempre suele estar más cerca. De hecho, uno de los principales obstáculos es que muchos hombres ni siquiera se atreven a dar ese paso, por vergüenza o por miedo. Cuando el especialista lo deriva al psicólogo, al tener un origen psicosomático ese problema, el paciente empieza a entender mucho mejor su situación. A través de la terapia, el profesional ahonda en lo que lleva a dicho paciente a no ser capaz de disfrutar del sexo adecuadamente. Desde la presión en la cama a la ansiedad provocada por el trabajo y otras situaciones.
En algunos casos extremos, cuando la situación sigue siendo compleja, los expertos acuden a trabajadoras sexuales para que sirvan también como parte de la terapia. Esto se suele dar en países donde la prostitución es legal o, al menos, no está perseguida. Las amantes profesionales, de hecho, son auténticas expertas en tratar este tipo de trastornos sexuales, ya que día a día deben enfrentarse a ellos. Su experiencia las hace perfectas para forma parte de la terapia que permita a estos pacientes recuperar su libido, o canalizar mucho mejor su pasión y su deseo. Son terapias muy polémicas, como es obvio, porque todavía hay una buena parte de la sociedad que se niega a ver a las prostitutas como trabajadoras dignas.
El tabú del sexo de pago
Hablábamos al principio del sexo y de la salud mental como tabú, y vamos a terminar con otro que sigue estando muy vigente: el del sexo de pago. La prostitución ha existido desde siempre en todas las culturas y civilizaciones humanas, y parece poco probable que vaya a desaparecer, cuando ha habido épocas donde ha estado mucho más perseguida. Sin embargo, la sociedad ha estigmatizado e invisibilizado a las prostitutas, marginándolas simplemente por un motivo moral, cuando en realidad son trabajadoras como otras cualquiera. Aquellas que deciden colaborar con estas terapias sexuales suelen cobrar por ello, pero están, a la vez, haciendo un trabajo magnífico y muy loable para que muchos hombres puedan volver a disfrutar de una salud sexual adecuada. Los estudios afirman que la falta de sexo puede provocar ansiedad, depresión y mal humor, algo que se vuelve crónico si no se frena. Las profesionales del placer están, en muchos casos, para evitar que esa falta de sexo afecte de forma tan intensa a los clientes.